Al sur de Nanaimo, relativamente cerca, tenemos el Cowichan Valley, con su gran ciudad Duncan, sus mas pequeñas pero muy pintorescas poblaciones de Ladysmith y Chemainus (ya visitadas antes) y su Cowichan Lake en el interior. Desde tradicionales explotaciones forestales en el interior, hasta sus pequeños puertos de mar y enlace a las Gulf Island, pasando por farms e incluso viñedos, todo eso tiene esta comarca antiguamente poblada por los Salish. Nos hemos dado una vuelta por su centro cultural en Duncan, la ciudad de los
Totem Pole, o sea los postes tallados con figuras animales representativos en las culturas tradicionales de las
first nations; este de aq
uí, con una abertura central abajo, estaría ubicado a la entrada de una vivienda tradicional, y sería el único acceso, deliberadamente pequeño como medida de control de acceso de posibles visitantes malintencionados. Hemos entrado hasta Cowichan Lake, dado una vueltecita por el pueblito y visitado su pequeño pero muy digno museo sobre la historia de aquellos que empezaron a extraer del bosque gigantescos arboles apañadoselas con una maquinaria y unos gigantescos aparejos e ingenios para moverla, y del ferrocarril para transportarla.
Al sur de Nanaimo, relativamente cerca, tenemos el Cowichan Valley, con su gran ciudad Duncan, sus mas pequeñas pero muy pintorescas poblaciones de Ladysmith y Chemainus (ya visitadas antes) y su Cowichan Lake en el interior. Desde tradicionales explotaciones forestales en el interior, hasta sus pequeños puertos de mar y enlace a las Gulf Island, pasando por farms e incluso viñedos, todo eso tiene esta comarca antiguamente poblada por los Salish. Nos hemos dado una vuelta por su centro cultural en Duncan, la ciudad de los Totem Pole, o sea los postes tallados con figuras animales representativos en las culturas tradicionales de las first nations; este de aq
uí, con una abertura central abajo, estaría ubicado a la entrada de una vivienda tradicional, y sería el único acceso, deliberadamente pequeño como medida de control de acceso de posibles visitantes malintencionados. Hemos entrado hasta Cowichan Lake, dado una vueltecita por el pueblito y visitado su pequeño pero muy digno museo sobre la historia de aquellos que empezaron a extraer del bosque gigantescos arboles apañadoselas con una maquinaria y unos gigantescos aparejos e ingenios para moverla, y del ferrocarril para transportarla.
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