Después de una semana de mucho trajín mucho
stress-rural, monte arriba monte abajo, el
Barito con la
motosierra, el
Barito y yo echando leños a un montón, llenando el remolque monte arriba, vaciando el remolque monte abajo, el
Barito con
Chechu y el montón que crece el doble, y va y se estropea la
motosierra, y viene
Jano el ovejero y nos presta la suya, y cada vez el montón más alto, y nosotros con los pelos de punta, que no nos cabrá en el camión..que no podremos en un día, ni en dos, ni
quizás en una semana.
Por
fin el viernes por la noche llegaron refuerzos en forma de
sobrinito hermanito y solidarios, otra vez el elfo saltarín que esta vez vuelve de Méjico, con la misma fuerza y alegría que la vez anterior, el
Lúcas con la sonrisa puesta y los brazos llenos de energía , y un
Miki con la garganta dolorida pero que nos comunica su calma, su flema británica y sus sabios consejos de
recién inaugurado ingeniero de no me acuerdo qué, todo eso sin dejar de trabajar duro y carraspeando, y el Manolo que volviendo de
Vietnam nos estuvo aleccionando sin parar de lo bien que se está en
Vietnam , lo guapos que son los
vietnamitas y lo bonitos que son los campos de arroz reflejados en estanques llenos de flores de loto, con un emperador poeta que recitaba poemas. Bueno pues gracias a ellos, en un día pudimos.
Fueron dos camiones llenados y vaciados uno tras otro.
Con algún que
otro incidente, el camión que no arrancaba, el monte que parecía la
Gran Vía en horas punta, o sea varios camiones, tractores, remolques, puestos en fila en medio de la pista, y tu llegas y pitas y todos que gritan hacen aspavientos, te increpan, avanzan, reculan se echan monte arriba, monte abajo, pasa el camión, pero otra vez que no arranca, y el Manolo que coge el coche del
Barito y casi se estrella contra las jaras, y todos gritando, que no que un poco más a la izquierda, que más de prisa, que tuerce a la derecha, y al final todo se arregla y bajamos la leña.. y toda la leña, toneladas de troncos, desparramada por la calle
y ahora ¿qué hacemos? Nos comemos las judías con chorizo, el elfo saltarín no, que no come chorizo que
come macarrones al
pesto, nos tomamos el
cafelito la
copita de pacharán y otra vez a
currar. Nos ponemos la música a todo tren y ahí va que hacemos una cadena a ritmos de son, tronco va , tronco viene, y lo apilamos bailando en el solar de al lado. después de dos horas llega el cansancio, algunos pierden el ritmo,
aturullamiento a
troncazos, el
Tiito que se cae al suelo con la cabeza ensangrentada, el elfo que había apuntado mal, pero nada, un susto, no fue nada, un rasguño.. Son casi las 9 de la noche y terminamos, el último leño, borrachos de cansancio, las duchas, los ¡
ayes!, el cuerpo dolorido, y el
corderito al horno, el elfo no, que no come cordero, el elfo
seitan con salsa de boletos y risas y a dormir.. Por la mañana el
Barito limpia la calle , el Manolo nos pone fotos de
Vietnam y se despiden,
adiós,
gracias , muchas gracias, volved cuando
queráis..
y yo miramos hacia el solar de a lado y nos parece mentira, otra vez, sin vosotros no
podido.