domingo, 20 de marzo de 2011

Visperas de primavera

He visto la primera golondrina. Bueno, eran dos que se perseguían a gritos por encima de mi cabeza. No hay duda , aquí está la primavera.
Eclosión de narcisos en la calleja.
Turistas joviales pululando por el pueblo. Contentos, sonrientes y .. clientes.
Después de un invierno de penuria, ayer saqué las mermeladas a la calle. Con rebajas y refuerzo publicitario. Varios carteles en la puerta. Entraron. Y compraron.
El Barito me puso la sombrilla, y ahí que me senté yo a leer mi novela, acechando detrás de mis gafas de sol a los posibles clientes. Entraban, curioseaban, no se decidían, que si la de naranja a la inglesa, que si la de mandarinas picantinas, que si el vino de nuez. Al final se las llevaban todas. También, aprovechando estos primeros rayos de sol primaveral, volvieron antiguos clientes. Fieles entusiastas de mi marmita confitera, heredada de los buenos quehaceres de mi madre gascona.
Hubo visita de Carmen y su hermosa familia. Rodrigo-Maite-Martín, y un amigo alérgico a la par que entusiasmado por la arquitectura local. Cañita en el patio y charla lo justo para saber un poco más los unos de los otros. Carmen echa de menos el sol en sus huesitos. Martín persigue los gatos a carcajada. Los gatos encantados. El amigo Jesus que no lo puede resistir, pasa de la alergía y los coge en brazos.
Por la noche super-luna que el Barito consiguió captar antes de irse a la cama. Noche clara, vibrante, serena.
Y esta mañana, una mala noticia. La industria de la guerra hace su agosto de la primavera. Bombardean Libia. Qué manera tan vil de "ayudar" un pueblo a librarse de su tirano. No lo entiendo..