jueves, 9 de mayo de 2013

En San José (P.N. del Cabo de Gata, Almería)

Era nuestro "santuario", nuestro recargador de energías positivas . Desde hace más de 20 años, más o menos por estas fechas, nos cogíamos la "fufu". La Volswagen  que el Barito había amueblado con amor, y nos veníamos para acá.  Al camping Tau, que entonces era "alternativo", con recogida selectiva de basuras, y "Cine-club". Con las bicis, nos íbamos "cahin-cahan" hasta el Monsul o el Baronal, Según la inspiración del momento, sorteando lagartos por las dunas. Pasábamos el día, pasando de bañadores y de mi alergia al sol, haciendo castillos en la arena, volando cometas, La sombrilla cuidadosamente atada a la barra de la bici, las cervezas envueltas en papel de periódico, que se quedaban fresquitas, fresquitas hasta la hora del almuerzo.
Volvíamos cuando bajaba el sol. Si teníamos el viento a favor, y no se nos pinchaban ninguna rueda, llegábamos a tiempo de tomarnos un helado en el paseo marítimo.
Luego, San José empezó a trepar las colinas  en busca de más espacio para los turistas, y lo cambiamos por Agua Amarga. Sin "fufu", En un apartamentito de la Señora Carmen. Aprendimos las delicias de la pista pedestre que llega a la Cala del Plomo, y la de San Pedro.
El cabo de Gata, siempre mítico, siempre sorprendente a la hora bruja, Cuando se le tiñe el cielo de rosa, el viento te susurra historias fantásticas de piratas y pastores, y aparece la primera estrella de la noche.
Este año nos entró la morriña. Hemos vuelto a San José. La pista de los Genoveses sigue igual, y aunque el textil hace mella en nuestras costumbres más arraigadas, procuramos disfrutar del sol. Con o sin mareos, con la gastritis punzante, con la alergia del Barito. Con la crisis que la dejamos aparcada, y con todas las flores del cabo surgiendo con valor de la arena.
Mañana contaré más (cómo recalamos en un bar de moteros en Rodalquilar, por ejemplo, o como, por fin, el Barito se va a comer un arroz con bogavante esta noche..)