lunes, 21 de julio de 2008

De Looier

Un lugar para no perderse, o para perderse, según se mire. No lo hemos visto en las guías, no hemos visto en el turistas, no está en una calle comercíal ni turistica. Es un mercado, como si fuera de pollos, peces y verduras, pero de antiguedades, rarezas y objetos viejos o antiguos, algunos muy antiguos. Es un lugar cubierto, reposado, apacible, tiene un cafetín en el que puedes tomarte un broot (un bocadillo, aqui los hacen excelentes), la sopa del día (tag soeup), una ensalada, un trozo de tarta, cafe, cerveza, vino.. a precios mejor que correctos. Y mientras, o antes, o después, te paseas por los tenderetes y miras todo lo que te da la gana. No estan atendidos, si quieres comprar o preguntar algo tocas un llamador y viene el que esta de guardia a atenderte. Todo el rato acompañado de un jazzito a muy poco volumen, y sin empujones ni prisas, habiendo dejado colgado, ademas, el abrigo y el paraguas en el perchero del cafetín. Una delicia, cuando vengais a esta ciudad no os lo perdais, yo os digo donde esta.

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