viernes, 28 de enero de 2011

Cosas del invierno


¡Menos mal que le hicimos caso al Emi! y adelantamos la corta todo lo que pudimos mientras hacía buen tiempo. Lo disfrutamos. Mientras la Coba y yo abríamos paso en la estepa, el Barito cortaba troncos que Ismael le iba señalando. Este si, este no, que hay que dejarlo crecer. Luego a trocear. Ni mucho ni poco. Lo justo para poderlos arrastrar hasta el primer cargadero, que por eso abrimos paso a tijeretazo de podar la Coba y yo. Bueno la Coba me mostraba el camino y se dedicaba más que nada a perrear que es lo suyo. Y a olisquear. Hasta un pedazo de esqueleto animal me trajo, la muy cochina. Repito, lo pasamos genial con el solecito invernal, el silencio estepario y la paz monacal del paisaje. Quito lo de la paz monacal, que el ruido de la motosierra le chirriaba a ratos.
La próxima habrá llamamiento que no alzamiento popular. Será cuando amaine el temporal y se haya secado el acceso, que ya estaba hecho un barrizal. Subir a la corta se hacía emocionante. El coche bailaba de una lado para otro de la pista. Y es que ayer amaneció nevando.
Sigue. Hoy saldremos a hacer fotos. De momento va una avanzadilla de ornitología autóctona. Cuando nieve acuden en masa a nuestra ventana. Los más confiados, los que no se escapan cuando me acerco: el trepador azul, la mésange y el rouge-gorge.
Al petirrojo le he puesto un taponcito de kefir que le encanta, pero no me ha dejado captarlo cuando se lo bebe. El kefir me lo ha regalado Pilar, nuestra maga de shiatsu, que nos trata al Barito y a mi, de nuestros diferentes males. Alguna entrada le dedicaré, que se lo merece, como maga de shiatsu, como artista titiritera, y como persona.
Vida apacible en el campo.. ¿o mundo lleno de peligros como vaticinan nuestras amigas las Catastrophe? Y es que ayer se fueron a la ciudad, como valientes, desafiando el mal tiempo y sin saber poner las cadenas al coche. Salieron ilesas, y hasta disfrutaron del momento. Ya se van adaptando al aire de nuestros montes.

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