lunes, 21 de diciembre de 2009

CORRECCIÓN DE ERRORES

Hay que ver lo que son las susceptibilidades del alma humana. Ya van dos (humanos con alma) que me han afeado mis comentarios en este modesto blog nuestro. Resulta que dije, llevada de mi ímpetu literario que cuando me da, se me agolpan las palabras en la cocotera y voy y las suelto como quien siembra al viento, o sea que tengo la pluma fácil- corrijo- el teclado, que sino me tacharán de escribir falsedades. Dije pues, y donde dije dije digo digo, que la vida en los pueblos está falta de sobresaltos. Y me llama “Madame Catastrophe” o sea nuestra amiga Alicia, toda ella indignada, pues la suya si que está llena de sobresaltos. Alicia y Maribel ( no sé si encontraré una fotito por ahí para colgárosla) regentan un establecimiento de los llamados rurales para turistas de fin de semana que cuando vienen tienen que tener la casa a punto y cuando se van, la carretera despejada de obstáculos, porque sino la pueden armar. Y resulta que aquel apacible fin de semana que os conté en mi última entrada, encontrabánse las dos con los pelos de punto una, la cabeza hinchada la otra, por una serie de sobresaltos de esos de pueblo que te ponen la vida del revés.

A saber, el jueves Maribel, en su afán por tener la casa a punto, se había subido a una escalera de la que se cayó dándose tremendo coscorrón en la parte izquierda de la cabeza ( igual fue la derecha, perdónenme si me equivoco). Es verdad que desde aquí, el acudir a los servicios médicos de urgencia tiene su aquel (70 Km. de carretera, de los cuales 20 son de infarto para conductores). Afortunadamente no le encontraron nada anormal, pero es verdad también que por la noche se despertó presa de vértigos y tuvieron que recorrer otra vez de ida y vuelta los dichosos 70 Km. de marras para cerciorarse de que no le pasaba nada grave. Es verdad que el sábado se les estropeó la caldera de la calefacción y que desde aquí, encontrar un fontanero de urgencia en fin de semana tiene su doble aquel. Es verdad que, pese a nuestras recomendaciones, pero para los turistas de fin de semana las recomendaciones nuestras, de gente de pueblo, les suena a neandertal, los huéspedes de la casa rural de Alicia y Maribel, se empeñaron en utilizar el GPS para llegar al valle, y el GPS les mandó a un barrizal por ahí dónde la carretera del Vado, del que los tuvo que sacar la Guardia Civil a las 3hs. de la mañana. También a mi amigo Enrique le pasan cosas de esas que se pueden calificar de sobresaltos de la vida rural. Y es que Enrique tiene que acudir puntualmente al aeropuerto de Madrid a recoger a Ismael que siempre anda viajando y que no conduce. Es verdad que el sábado de buena mañana se quedó sin batería en el coche, que nos llamó pero no le contestamos, y que menos mal que pasaba por aquí otro amigo con pinzas para arrancarle el coche. Y también es verdad que nos hemos levantado esta mañana con una nevada de mil pares de narices, y que, en estos momentos, no sé dónde estará Enrique, pues se fue alas 7hs. dirección Madrid, con una batería renqueante y una carretera sin despejar, que lo mismo está atravesado en la cuesta de los Enebrales, sin cobertura para el móvil , esperando que antes que se le congelen los deditos de las manos llegue una alma caritativa para sacarle del apuro, llevar a Carlos a buen puerto y llegar a Barajas a tiempo para recoger a Ismael, que al final no vino el sábado sino que venía hoy de madrugada desde Paris.

Entonces reconozco que es VERDAD que la vida de los pueblos está llena de sobresaltos, sobre todo si tienes una casa rural y un novio que viaja constantemente y no conduce.

Ah... y por si acaso se os ocurre venir a pasar unos días aquí con toda la familia, de paso os recomiendo el Viento del Ocejón, la casa rural de nuestras amigas Alicia y Maribel. Siempre reciben a sus huéspedes con sonrisa, les miman y les cuidan, y Maribel hace unos bizcochos de la muerte para el desayuno: http://www.alvientodelocejon.com/

Espero que con sendas aclaraciones haya quedado perdonada de mis falsedades literarias, y os deis por enterados que la vida en los pueblos es trepidante, llena de peligros y aventuras, y sino, pregúntenle a mi gato Melet que a ver cómo se las arregla hoy para salir a hacer pis sin mojarse las patitas ni llenarse el culito de nieve.

1 comentario:

Alicia Pérez dijo...

Acepto la rectificación. Es verdad que la vida en el campo puede ser muy bucólica en ocasiones, pero os invito a pasar unos días conmigo para que veais lo que es aventura extrema. Cuando abro los ojos por la mañana me pregunto contra que molinos de viento tendré que luchar.Seguro que Melet encuentra una solución y disfruta de esta preciosa nevada, que es lo que toca hoy. Pero da la casualidad de que nosotras esperábamos hoy al fontanero urgentemente y no va a ser posible que venga y necesitamos que la carretera esté transitable para que nuestros clientes puedan venir sin "sobresaltos" a pasar las Navidades a este precioso pueblo. A pesar de todo no cambio mi estresada vida rural por la de la ciudad. Y cuando ya han pasado los percances nos reimos mucho y hasta lo estamos escribiendo en un libro que va a ser tan gordo como el de Petete.