martes, 6 de enero de 2009

Primer viaje del año

Sp
Primera escapada. Cortita pero jugosa. Fin de semana en Pastrana dejada en el zapatito del Barito la noche de Noël por él no sabía quién. Era yo. Un regalito para disfrute de los dos. Hotelito acogedor en la plaza de los Cuatro Caños. Spa instalado en un viejo molino del que no tenemos fotos, no sé porqué, supongo que porque nos iríamos allí con lo puesto. Burbujitas, varias piscinas, baños turcos, chorros de vapor, exfoliación con nueces de macadamia y vainilla, para terminar en una sala de refrigeración con té verde y aromáticos aceites desestresantes. Nos volvimos ligeritos como pájaros y tan suaves como el culito de un niño.
Noche de lobos y lluvia sin parar. Cena en el "Cenador de las Monjas" con un maître de lo más original, dicharrarero y con un hermano pintor que llenaba las paredes del antiguo claustro.Resbalón de la protagonista por las enguijueladas callejas del entorno. Aterrizaje en un charco por lo que tuvo que cenar con el culo mojado, pero con los primeros bocados se le pasó el disgusto. Genial la crema de azafrán con sorbete de mandarinas y naranja amarga. No os diremos lo que nos costó para que no os escandalicéis. Un día es un día.
El domingo amaneció soleado por lo que, entre intrigas de la corte, tortuosos conventos y lúgubres cuevas adornadas con calaveras, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz mano a mano con Felipe II haciendole la vida imposible a la princesa de Eboli, nos paseamos Pastrana y sus alrededores.
Para finalizar, tapita de queso con jamón en el bar más castizo de la Plaza de la Hora, y vuelta a casa. "Escapada Romántica" o no, Pastrana merece la pena.

4 comentarios:

Alvaro Pardo dijo...

Pues si, Pastrana vale la pena, es una ciudad muy bonita, y la leyenda de la Princesa de Eboli le añade un halo de misterio y controversia que la historia no termina de resolver, y si no vease el Palacio Ducal, hoy en manos de la Universidad de Alcala de Henares con un presente y un futuro tantito incierto (y del pasado ni te cuento). Y para los sufridores del integrismo de las autoridades del Patrimonio Histórico, también les recomendamos observen la restauración de ese mismo Palacio, que evidencia que lo cortes no quita lo valiente, y que un claustro acerado, vidriado y techado con la mas moderna arquitectura en maderas tecnológicas no desmerecen en absoluto la sillería de los muros , los artesonados de los techos ni la reja que Felipe II interpuso a la Princesa para que no se le ocurriese otra cosa que mirar.
Y aparte de la cosa cultural, lo del SPA es delicioso, y tanto el hotelito como las comilonas han sido verdaderamente suculentos.

gatagris dijo...

Nos acordamos mucho de vosotros el domingo, por fin hizo buen tiempo después de una semana de días grises...

Tom dijo...

Vaya, vaya... ¡cómo os cuidáis!
Menuda envidia sana. La verdad es que no conozco nada la Alcarria, a pesar de su cercanía a la Gran Urbe.
Habrá que darse una vuelta por allí, ya que nos habéis puesto los dientes largos...

Unknown dijo...

Cuando hice mi viaje cultural por ésas tierras, siguiendo las huellas de los Mendoza, me interesó especialmente Pastrana por ser la referencia principal en la vida de Ana (la del parche). Allí me alojé en la Hospedería Real (muy interesante Monasterio) y visité todos los lugares de interés del pueblo, que no tiene desperdicio.
Sobre la protagonista principal de la historia de ése pueblo, he leído casi todo lo que se ha publicado y he visto las películas y documentales que se han hecho.
Como mi amigo Nacho Ares (historiador y escritor) se puede decir que soy un ebolimaníaco.

Por si os apetece saber más sobre el personaje, os recomiendo un enlace muy completo:

http://www.nachoares.com/princesa/princesa.html

Besos,
Ignacio