martes, 28 de julio de 2015

La fête au château, les marchés, les visiteurs

Entrañable Nuit Bretonne  en el chàteau de La Duchesse Anne, ma Soeur Anne ne vois-tu rien venir? Todo él color y gentío, guirlandes et guinguettes. Debajo del escenario, otro escenario . Para bailar, y frapper du pied. Me llevaban "du petit doigt", un,deux,trois quatre, demi tour, un saltito y p'alante. Y yo venga a "frapper du pied" con entusiasmo: la gavotte, la bourrée, la valse à 3 temps, la polka. El Barito también, con su jaqueca a cuestas pero sin dejar de tomar "galettes à la saucisse" y boles de cidra.
Terminó a las 12.00 como el cuento de la cenicienta y nos fuimos raudos  (pero con los zapatos puestos..) a tomar nuestra calabaza que se llamaba el C1 de nuit, para volver a casa.
Llegó la lluvia, la alternancia de gris y color se quedó en un gris permanente. A las orillas de la Loire, mojada también ella, toda gris coulant, recorrimos un mercadillo de ostras, moules, boudins et andouilletes, del que volvimos provistos de muchas ricas viandas que menos mal que nos llegaba Enrique por la noche que sino no sé cómo las hubiésemos acabado. 
Point à la ligne. 

Lo siento, llegados a este punto de nuestra estancia nantesa se me fusionan las palabras en la cabeza y cómo que me salen alternadas.  De gris y de color, una en castellano, dos en francés, con cierto ritmo de gavotte o de bourrée, o devetetuasaberqué.
Ahora la casa tiene un aire distinto, deslizante como el paso discreto de Enrique, una presencia fluida de no quiero molestar, pero nos queremos, qué bien que estemos todos juntos.  
Un pateo ciudadano, 
largo y matador, pasando por un cine de arte y ensayo, con una cita de José-Luis Borau en la puerta "Para hacer cine, hay que estar enamorado".
Il pleut sur les toits comme il pleut sur la ville, los coches pasan por la calle en aspergeant les trottoirs. Hoy tenemos previsto un crucero por el Erdre o un paseo por los vignobles nantais sous la pluie. 
Pasearemos con alternancias me predice el tiempo.  con paraguas y con  gorra.  Otra vez poniendo los ojos como lechuzos, agudizando el oído, el olfato y hasta el tacto, para disfrutar del día con el corazón, como se debe. 

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