domingo, 23 de noviembre de 2014

LANZAROTE ,PUEBLERINA Y PLAYERA




Este año, Lanzarote se nos ha antojado
chiquitita.
A la medida de nuestro sueño atrasado y nuestro cansancio post-certamen.
Pasamos de jameos, hervideros o miradores.
Todo pausado.
Casa chiquitita y auténtica, en un pueblo-pueblo con nombre de Gouatiné.
Pertenece a un joven alemán que vive de organizar trekking. Le decimos:" Hey Stefan ¿Has disfrutado hoy tu día?" y nos mira atonished con sus ojos azules de sajón anti-fracking.
Playitas y salinas, a dos minutos de casa.
Los bares del pueblo, su casa de la cultura, todo a esa medida que buscamos.
Calles de noche. Silencio. Una luz. Una puerta
Camareros saltarines (van dando saltitos de mesa en mesa).
Teatrillo de los días de antaño. Esa cervecita que disfrutamos a la vera de la carretera.


Un día de papagayo playero.
Ruta de los vinos
¡Qué rico malvasia nos bebimos!
Puesta de sol por encima de los volcanes, por encima de las negras viñas, por detrás de la casa blanca.
Isla mágica dónde nada es lo que parece.




Haria, hermosamente palmera.
En Haria se hizo lluvia la isla. Torrente sus calles. Fuego y trueno su cielo.

Y el Barito no pudo navegar. En Lanzarote como en cualquier isla , truenos y lluvia significan zozobra en la mar, y no queríamos que zozobrase el Barito.
Solo se subió al barco.. otra vez será.
Terminamos en la punta norte, recorriendo las playas del caletón blanco en Orzola.
Costa del Malpaís de la Corona.
Preciosa.
Con ganas de volver en cuanto podamos.
En cuanto juntemos 4 perras gordas, damos el salto. Prometido







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