jueves, 11 de septiembre de 2008

Actividades post-veraniegas

Están asomando los" cólquicos" en las praderas, estas florecitas moradas que salen a ras de tierra, señal inequívoca de final del verano. Ya han vuelto los visitantes del verano a sus moradas, dejando tras ellos el eco lejano de su paso por nuestra casa. Ya han terminado las fiestas del pueblo, las últimas del Valle, las que más renombre dan a este lugar. Se han comido todas las rosquillas, bebido todas las copitas de pacharán. ¿Y ahora qué? me preguntaréis vosotros ¿Y ahora qué? me pregunto yo. El final del verano es a la vida rural lo que el síndrome de año nuevo a los de la ciudad. ¿Qué voy a hacer yo de mi vida frente al largo silencio invernal que nos acecha?
De momento mermeladas por un tubo. El recogimiento de estos lugares te inspira las combinaciones más exóticas, los sabores más estimulantes. Melocotones con albahaca, mora con lavanda, mora con menta, mora con chocolate y mora con mora..
Cosecha de los huertos, todos los días un cesto como aquél, tomates pimientos, judías verdes y hierbas aromáticas. Conservas para el invierno, agudizando, como siempre, el ingenio. Que sepáis que vendo. Que tengo pimientos confitados, tomates idem, tomates secos en aceite de oliva y mermelada de calabacines con jengibre. Ya lo dije, un placer para los sentidos, gusto y olfato.
Y próximo fin de semana: 2ª parte de la Corte, se trata de trocear el montón conseguido la vez anterior y que ya debe estar seco, introducirlo en el tractor de Alejandro el ovejero que nos lo bajará al pueblo. Ahí vuelta a empezar, trasladar los tronquitos a nuestra despensa de leña que es el solar de al lado. Son más de 100 árboles, los ha contado el Barito que se fue el otro día con la Coba a cerciorarse de que no nos la habían robado. La Coba no, la pobre, que está "alta" como dicen los de aquí cuando una perra se pone a buscar pareja, y la tenemos atada todo el día, que si no nos habían robadola leña, que se han dado casos. Vienen sobrinitos con amigos, pero se admiten refuerzos.. Lo único, avisar para tener preparado el avío necesario.
Y meditar, amigos, meditar..el otoño es la estación más bonita y filosófica del Valle. Aún es pronto pero acechamos con emoción los primeros signos de enrojecimiento, las primeras hojas caídas y el largo ulular del viento por la chimenea. A ver si terminamos pronto con esta "corta" y disfrutamos con quien sea de la primera velada al mor de la lumbre.
Ya os iremos contando

1 comentario:

Unknown dijo...

Maria José,

me encanta tu forma de esacribir,
tan poética y tan sabrosa como tus conservas. Por cierto, te llegará algo para que amplies el negocio.
Ya me dirás si te parece interesante.

Un abrazo,
Ignacio