

Terminó a las 12.00 como el cuento de la cenicienta y nos fuimos raudos (pero con los zapatos puestos..) a tomar nuestra calabaza que se llamaba el C1 de nuit, para volver a casa.


Point à la ligne.

Lo siento, llegados a este punto de nuestra estancia nantesa se me fusionan las palabras en la cabeza y cómo que me salen alternadas. De gris y de color, una en castellano, dos en francés, con cierto ritmo de gavotte o de bourrée, o devetetuasaberqué.

Un pateo ciudadano,
largo y matador, pasando por un cine de arte y ensayo, con una cita de José-Luis Borau en la puerta "Para hacer cine, hay que estar enamorado".
Il pleut sur les toits comme il pleut sur la ville, los coches pasan por la calle en aspergeant les trottoirs. Hoy tenemos previsto un crucero por el Erdre o un paseo por los vignobles nantais sous la pluie.
Pasearemos con alternancias me predice el tiempo. con paraguas y con gorra. Otra vez poniendo los ojos como lechuzos, agudizando el oído, el olfato y hasta el tacto, para disfrutar del día con el corazón, como se debe.