
miércoles, 27 de octubre de 2010
Certamen de Cine de Viajes, segunda edición

sábado, 9 de octubre de 2010
Ya estamos de vuelta (2ª parte)
Con una agradable sorpresa en forma de anciana señora muy culta, que conocimos en la galería de arte de Bill Reid, afamado escultor first nation,y nos invitó a su casa a tomar una copa de vino para charlar. ¡Gracias, Diana! fue lo mejor.
Bonita ciudad, tan sorprendente cómo Victoria. Rascacielos , barrios antiguos con sabor a siglo XIII, Chinatown y unas calles “poco recomendables”, dónde nos perdimos la primera noche. Con susto-susto en el cuerpo, hasta recalar en un comedor chino, dónde una vieja bruja nos pegó a gritos la reprimenda del siglo por no dejarle lo estipulado de propina , un 15% de la factura. Rápidamente Jerónimo nos avisó que era obligatorio por ley. Así que a partir de ahí, y a falta de Sudoku, tuvimos que agudizar el cerebro y el calculo mental para quedar bien en todos sitios. Recomendables, por otra parte, los restaurante asiáticos de la ciudad,.
Y vuelta a casa, con el calor de los amigos esperándonos. Lástima encontrarnos con nuestra casa descuidada, todo por los suelos, la lavadora atascada. Menos mal que tenemos aquí a “McGiver-Barito” que la arregló y he podido lavar, suavizar, desodorizar y planchar el desaguisado. Es la primera vez que nos pasa, confiemos en que sea la última.
viernes, 8 de octubre de 2010
Ya estamos de vuelta (1ª parte)
Pasaré el cansancio del largo viaje, los múltiples controles de identidad, la pretendida “seguridad” de los aeropuertos Nuestro azaroso recorrido por Nanoose Bay.
Nuestro desconcierto al encontrar una casa que no esperábamos así, con evidentes señales de descuido por todas partes, y el tirarnos a la cama sin querer pensar en más hasta el día siguiente.
Amaneció y nos topamos con esta preciosa vista, olor a mar, ruido de marea bajando o subiendo,gritos de gaviotas, y playita. Profusión de ostras y estrellas moradas.
Luego fuimos a conocer Nanaimo, que no existía más que en nuestra imaginación. Solo encontramos este puerto, muy digno, con barcos, aviones, y un “fish&chips” auténtico, con cantante de “country” amenizando.
Encuentro fortuito con los deers, nada asustadizos, pero manteniendo las distancias
Nuestro primer paseo por los alrededores. Decepción al ver que no se podía llegar a la costa-costa. Todo privado, no trespassing, private property. Hasta que encontramos Beachcomber, un diminuto parquecito natural mantenido por los vecinos, a unos 20 mns. andando de casa, con breathtaking sunsets, y una semanas más tarde, la llegada de leones marinos que no veíamos, pero si oíamos. Se convirtió en nuestro atardecer preferido, con cervecita y cigarrillo a escondidas.
El descubrimiento de Ladysmith y Chemainus, con interesantes pistas sobre el pasado de estas tierras y el principio de la búsqueda de sus orígenes.
Los gigantescos "douglas-fir"de Cathedral Drove.
Cena con Mark y Geli, hablando de Arsenio, de los conquistadores españoles que dejaron sus nombres por toda la isla, y una intrépida aventura por las tierras de Nootka.
Un oso que se nos cruzó por la carretera. Nuestro encuentro con Margarita, Much’alat de la isla de Nootka, conversación y entendimiento. Una ballena, la única que veríamos en todo el viaje, que salió a despedirnos.
El mapache que cruzó la terraza, pero no se dejó fotografiar.
Los leones marinos del faro de Ucluelet, en la costa oeste pacífica. Las leyendas de su tribu,
maravillosamente contadas por Roy Henry Vickers en Tofino. El salmón ahumado que nos die
ron a probar en una galería de arte.
El Raven, pájaro mítico de los first nations, que los hay a miles por doquier, y con el que intenté comunicarme.
Victoria, una ciudad sorprendente dentro del aparente orden tan
americano de esa parte de Canadá. Contradictoria, por sus edificios victorianos, su acento tan British, conviviendo con toda suerte de homeless y colgados. Noche mugrienta en un albergue de mochileros. Entusiasmo en el Museo, por la hermosa colección de arte nativo, y las excelentes explicaciones sobre el progresivo declive de los first nations.