"¡Pues si!.." Rodamos el corto en Peñalver. El Barito de enterrador, pero
¿A quien enterraba?
Os voy dejando pistas gráficas.
A ver si alguien lo adivina, y resolvemos el misterio del cementerio embrujado
¿Quien fue el asesino?
¿Será el
¿Será la Manola?
¿O seremos nosotros mismos los que, entre unos y otros, asesinamos el corto?
En todo caso lo pasamos muy bien, sol y lluvia, risas y deslomamiento.
Al día siguiente, ya sin Álvaro, con cansancio acumulado, y en casa de Noé, intentamos rodar el segundo corto. O mejor dicho, hicimos todo lo que no se debe hacer para rodar un corto. Hubo de todo, en un ambiente supercaldeado por 20 personas metidas en calcetines en unos pocos metros cuadrados, y con una comatosa de por medio. Nervios, tensiones, pisamientos de funciones, mosqueos y atolondramientos. El equipo en funciones de director tuvo que brear con todo y con todos. Y un inmenso resfriado ( "¡atchis, perdón!") pillado por parte de quien escribe, que se tuvo que ir antes del impredecible final, y como que había dejado su chaqueta a la madre protagonista, pues se fue sin decir ni mú, en medio de la procelosa y lluviosa tarde, en camiseta y con mucho frío. Y barruntando para sus adentros que quién la mandaba meterse en estos fregados, con lo bien que se está en casita al calor de la estufa. ¡Atchis, perdón! En cuanto tengamos prueba cinematográfica de la cosa, y si los pedales de nuestro internet rural, que en Majaelrayo debe ser el colmo de lo rural en cuestión de internet, pues intentaremos colgároslo en sálvese qué parte.