
Ayer los viajeros se fueron de vinos. Pusieron el bocata en sus morrales, tomaron sus bicis, y se lanzaron a la descubierta de las "radweg" (rad=bici, weg=camino) de la comarca, que, como se sabe, o al menos ellos ya lo saben, es comarca de vinos. Gran perdición sufrieron, quiero decir que la cartografía de que disponían no se correspondía mucho con la senalización dispuesta sobre el terreno, por lo que la ruta pretendida mutó en otra diferente y durante la cuál, por cierto, se produjeron los hallazgos, que son dos, o mas:
- Cartografía. En cierta etapa (que se describe en el segundo hallazgo) estaba disponible abundante documentación sobre la comarca, para instrucción del visitante; entre ella un mapa mejor que los del Instituto Geográfico Nacional.
- Descanso autoservicio. Esa misma etapa anterior, vas y te encuentras una weinstrasse o una kellergasse, pues no termino de pillar la definición exacta de cada. Es el lugar en el que los vinateros hacen y crían sus vinos, tu ves unas casitas, todas alineaditas a ambos lados de una calle, muy monas, con unas fachaditas de cuento, con porchecitos, hierbita, etc.. y que, ah!, el secreto, cada una de ellas esconde en la trastienda, al fondo y pábajo, su cueva o cava o bodega que es en donde, como se sabe, el vinito se encuentra mas a gusto, a la sombra y fresquito. Pues bien, los viajeros, despues de una gloriosa cuesta y bajo 35 generosos grados centigrados a la sombra, encuentran el entorno descrito, y en el... chan chan!, un "área de descanso autoservicio", puesta a disposic

ión del viajero por la familia tal. A saber: hierbecita delante, porche, mesa y bancos, radio por siquieres apagar el silencio con musica o noticias, agua fresquita a discreción, lavabo, servicio, frigorifico con vinos blancos y refrescos, copas y vasos, estropajo y pano para limpiarlos despues, suficiente stock de vino embotellado para llevar, lista de precios, hucha para pagar el vino que te lleves o para echar "la voluntad" si tan solo te bebes unos vasitos, libro de visitas para estampar tu memorial de la visita, y el surtidito de la documentación de la que hablábamos antes.
Así pues, nuestros viajeros pasaron un poco de calor, pero recompensaron el esfuerzo con esta paradita. Después del bocata y el reposo hicieron un concurso de camisetas mojadas, o sea que empaparon bien toda la ropa, y continuaron la excursión, ahora un rato a traves de los vinedos con su caracteristico aroma que nunca se si se debe a la vina en si misma o al azufre que se le echa pá que no se pierda. Ahora la cartografía no miente, asi que tras un par de pueblitos y la basilica de Marianoseque, otra vez el pueblo de partida, Wullensdorf, y en un saltito, pasando por la cooperativa agricola, la estación y el aserradero, de vuelta a Grund, en donde gran chapuzon en piscinita y doblete de cerveza de barril helada.
Debo senalar, pues los viajeros no lo han dicho hasta ahora, que en esta provincia hay santos por todas partes, santos, crucifijos y otros simbolos misticos en todos los rincones, asi que deben ser my pios, aunque nadie haya dicho ni pio sobre ello.